martes, 29 de mayo de 2007

Praga ... esa mujer.

Tras la lección sobre culminar viajes que me ofreció Juan en Ámsterdam, yo no voy a tardar a culminar el mío. Así pues espero que esta entrada de ayude y aconseje sobre tu próximo viaje a la capital checa. Un abrazo para Raquel y familia.
Como dije en una anotación anterior: "Praga es una mujer, indescriptible, enigmática y que todo el tiempo del mundo no basta para conocerla por completa."
Y es cierto, resulta difícil recomendar un número de días para visitar esta ciudad. En tres días se puede ver perfectamente (sin visitar demasiados museos, eso es cierto). La foto que hay sobre estas líneas pertenece a la "Mala Strana" o Ciudad pequeña, que en realidad es un castillo, el castillo más grande de Europa, fruto de la unión del castillo, los palacetes de los acaudalados de la época, que pretendían vivir lo más cerca posible del rey y sus allegados, y una catedral. Casi roza lo delictivo no pasar aquí unas horas y disfrutar de una visita guiada (con un guía en Español) recorriendo algunas de las zonas más interesantes y conociendo la historia y acontecimientos pasados que encierra este fabuloso castillo. En esa misma foto podemos ver el 'Puente de Carlos'.
Estas dos magníficas construcciones se incluyeron entre las inicialmente 77 maravillas del mundo de entre las cuales se han seleccionado 21 y pronto se quedarán en 7.







































Pero "la ciudad dorada" no son solo esas dos construcciones, separadas de la ciudad por el río Moldava. Existen otras que llaman la atención por su estilo moderno, eso sí, no están mezcladas unas con otras, lo que hace que un paisaje clásico no se vea roto por culpa de edificios modernos, como ocurre en otras ciudades.
El centro de esta ciudad, anegado de turistas en casi cualquier época del año lo está por algo. La ciudad es bella en casi cualquier lugar en que te encuentres, sobre todo en el centro histórico y el barrio judío. En la foto sobre este párrafo se ve la entrada a la plaza Staromestske. Y bajo estas líneas, el reloj Astronómico, que a cada hora, a la par que suena aparecen los doce apóstoles en dos pequeñas ventanas en su parte superior, a la par que el gentío se adueña de la zona desde unos diez minutos antes de que esto ocurra.



































Junto al reloj se puede ver la casa del minuto, donde vivió Franz Kafka, adornada con tallados realizados con una curiosa técnica. Se extendía una capa de yeso negro y sobre este otra capa de yeso blanco y se iba retirando la capa superior dejando a la vista el otro color, y realizando de esta manera un dibujo. En esta casa se pueden apreciar motivos clásicos, y fueron ocultados durante un tiempo ya que las figuras femeninas resultaban ofensivas para la iglesia, por sus pocas vestiduras.
Muy cerca se puede visitar la iglesia de Santiago, vestido de peregrino, vieira incluida. Esta tiene un brazo humano, cuyo propietario era un ladrón al que la imagen de la virgen sujetó de la mano para que no escapara, y la iglesia era visitada por el gremio de los carniceros... ejem.

Otro de los atractivos que encontraremos en "la ciudad de las cien cúpulas" es el con razón famoso cristal de Bohemia. Los escaparates de tiendas especializadas del centro de la ciudad se quedan con las miradas de quienes caminan frente a ellos. Incluso un servidor, que no es devoto de ese estilo en decoración, quedó asombrado de jarrones, cristalerías y demás artículos con tallados, vistosos colores y formas.
Saliendo del centro más turístico se llega a la Václavské námësti, la plaza de San Wenceslao y el Museo Nacional y el homenaje al estudiante Jan Palach, que se quemó a lo bonzo en contra de la represión comunista, una cafetería en dos vagones de tranvía, una galería comercial preciosa y algunas construcciones cubistas conforman el paisaje de esta zona.

Para acabar con esta entrada, que se está haciendo algo larga, me falta recomendaros y comentar algunas curiosidades.
A cada hora en punto se puede ver el cambio de la guardia en el Palacio Real, en Mala Strana.
Resulta curioso ver que para dar las señales sonoras que marcan las fases del cambio de turno (llegada, saludo, relevo, partida). El de más rango golpea la culata de su rifle contra el suelo. Esperamos que no esté cargado.
No se debe pasar por alto la oportunidad de recorrer el centro tanto de día como durante la noche. La belleza de un paseo por aquí a la luz de las farolas no tiene precio, así como por la orilla del Moldava, con la imagen del Castillo iluminado (primera de el post) presidiendo la noche.
El metro no está más bajo porque lo impedía el magma, llegan a dar incluso vértigo los 15 metros de altura (ojo, no longitud), que le calculo a ojo.
En el castillo, se puede ver la ventana protagonista de las dos Defenestraciones de Praga. Funcionan de esta manera, cuando algunos políticos osaron gobernar en contra de los intereses del pueblo checo, éste invadió el castillo y los tiró por una ventana. En la primera defenestración murieron siete miembros del consejo de la ciudad. En la segunda, el foso que rodeaba la construcción había sido rellenado de estiércol y los tres arrojados sobrevivieron.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de leerte sólo puedo afirmar que Praga es una vella dama que ha sido desnudada por mi amigo con mucha galantería...

La verdad es que te has superado. Enhorabuena, y de nuevo muchas gracias por ofrecernos, amén de tan buenas palabras, mejore fotos!!

Un abrazo y sigue disfrutando de tu Erasmus como hasta ahora!!

Vane dijo...

la lexe... tengo que leer este post despacito, ¡que largo y que intenso! pareces un guía praguense... mmm, te he nominado a un meme, pásate por mi blog, pliz!

Anónimo dijo...

Mala Strana no es donde está el castillo de Praga, sino que es la "pequeña ciudad" a los pies del barrio de Hradcany, que es donde se encuentra el castillo.
Por otro lado la 1ª defenestración fué en la torre del viejo ayuntamiento y la 2ª si fué en el castillo

Eris Manzanahoria dijo...

Hay una Praga triste, muy real, plenamente actual, contemporánea. Una Praga vendida a las mafias de todo tipo. La más visible y deprimente para quien tenga un poco de sensibilidad y sentido estético es la Praga de las HERNAS, las casas de juego checas, que proliferan como setas venenosas en edificios de alto valor histórico.
Estos locales llenos de máquinas tragaperras e iluminados por fuera con luces fluorescentes de colores chillones, son un cáncer que viene extendiéndose desde poco después de la mal llamada Revolución de Terciopelo (1989) hasta nuestros días, gracias a la corrupción municipal y a la desidia de los checos, que ya se han acostumbrado a esta visión muerta de su paisaje arquitectónico.
Podéis comprobar lo que digo en este blog:

www.praga-prague.blogspot.com

Si Kafka levantara la cabeza y viera su rostro impreso en camisetas y en llaveros... si viera en lo que se ha convertido su ciudad, estoy seguro de que su relación amor-odio pasaría a ser odio a secas.

Un saludo.

Eris