Como un domingo a las 8 a.m.

Así ha amanecido Gante hoy. Sin rastro de la feria que durante 3 semanas a entorpecido alegremente mi camino hacia el departamento.

Cada mañana, encontraba feriantes armados con cepillo y manguera, limpiando sus puestos, coches, y lonas.
Cada mediodía, la plaza a medio llenar por gente que comía en sus puestos de comida china, turca, frituras y dulces (he encontrado "Spanish churros" y buñuelos), y por gente que abría las atracciones colocando sus premios a la vista de cuantos más, mejor.
Cada tarde, las atracciones comenzaban su vistoso y tímido baile y dependiendo del día, padres y niños ocupaban las taquillas, y las improvisadas terrazas se llenaban de gente cenando a horas, que a mi parecer, son de merienda.
Y cada noche, la juventud se hacía ver, hasta el punto de encontrarse casi vacías las zonas de marcha, a escasos 200 metros de esta feria.

Me ha gustado este ambiente, la verdad sea dicha. No es ni una pequeña parte lo festivo y escandaloso que el que encontré en "la tierra de las flores", pero ha dado una nota de color en algunos días grises. Tanto, que se me va a hacer raro caminar por la plaza St Pietersplein vacía. Sin puestos ni cuidadosos feriantes.

Pero igual que mucha gente creemos que el Circo del Sol no es solo un circo, es algo más; esto no era solo una feria. En tamaño, si que era comparable a muchas otras del paisaje ibérico.
Albacete, por ejemplo, no tiene nada que envidiarle en este aspecto.
Pero en cuanto a calidad... ejem.

Uno se imagina que esto está a otro nivel cuando ve los precios de la tómbola, de las atracciones, los premios que ya nombré en una entrada anterior... pero queda ratificado (y también petrificado, viva el verso) cuando ve que al desmontar una atracción en lugar de ir tirada por un camión, lo hace gracias a un Hummer H1 (para no entendidos: ese coche del ejercito americano todoterreno que se vendió para uso civil y vale un dineral. No, el de Horatio no, el de "La roca").
Soy de los que piensan que solo hay una manera de ganar dinero con las cartas, ser el casino.
Pues bien, abrumado por premios increibles, neveras de 1500€ con congelador y bodega incluida, la de la puertecita de cristal, televisores de 2000€ y demás; uno cae en la cuenta de que no ha visto a nadie con la tele debajo del brazo, ni con la PSP, ni con una caja de movil, ni sonrisas de oreja a oreja.
Y partidas a 5€... así también tendría yo un Hummer...


















Pero no se va sin antes despedirme, con un homenaje, media docena de buñuelos. No, no de los valencianos, esos de calabaza, pero muy muy parecidos, con azucar glas por encima y bastante ricos.
Buen provecho, my friend.