Primera escapada desde mi llegada al Benelux, y un buen sabor de boca tras la misma (como el que deja un buen "Dominio de la Vega","Cerro Bercial" o "Pago de Tharsys").
Para alguien que, pese a sufrir los pésimos servicios de la Renfe, adora el romántico vaivén del ferrocarril, estas tierras son un paraíso. Tras coger un InterCity (hace paradas solo en ciudades medianamente grandes) me dirigí a Aarlon, último pueblo de Bélgica en dirección Luxemburgo, y tras hacer trasbordo en Bruselas, en 3 horas y media desde mi salida pisaba el Ducado. El silencio del tren y de las personas que compartíamos vagón me permitieron dar alguna que otra cabezada entre las miradas a un horizonte verde y húmedo, la lectura de la guía de viaje y alguna que otra anotación en mi libreta. De acuerdo, también alguna partidita con la videoconsola portátil. Y entrado el mediodía llegaba a mi destino, donde me aguardaba un paseo bajo una suave lluvia hasta el albergue donde pasaría la noche.
Nadie se hace idea de lo pequeña es una de las capitales de Europa. En apenas 6 horas se puede ver la ciudad por completo, incluido el tour en autobús turístico, que te lleva por las 3 partes en que se divide la misma: la zona antigua o centro histórico, la zona de la estación y, a las afueras, los edificios de la UE.
Famosa por albergar instituciones oficiales de la UE y por ser un paraíso fiscal, Luxemburgo es un lugar limpio y agradable pero que goza de un tiempo de lo más imprevisible (en 5 o 6 horas pasé en varias ocasiones de las necesarias gafas de sol al paraguas y la búsqueda de cobijo), para muestra, todas las fotos que mostraré están tomadas en la misma tarde.
Famosa por albergar instituciones oficiales de la UE y por ser un paraíso fiscal, Luxemburgo es un lugar limpio y agradable pero que goza de un tiempo de lo más imprevisible (en 5 o 6 horas pasé en varias ocasiones de las necesarias gafas de sol al paraguas y la búsqueda de cobijo), para muestra, todas las fotos que mostraré están tomadas en la misma tarde.
Por la calle es fcil encontrar más postales de la familia real (ducal) que de la propia ciudad, y todos sus monumentos representan a antiguos miembros de esta casa. Y es también parada obligatoria la Casa Ducal, construida en estilo español (¡Vaya! Y yo que creía que el estilo español era construir algo untando al alcalde de turno para que te consiga el permiso pertinente ;)
Tras pasar la tarde entre caminatas, bus turístico, fotografías, miradas de escaparates con precios desorbitados y un buen café viendo llover, pensé haber errado al reservar el albergue en lugar de volver en el mismo día a Gent, pero todo acaba mostrando su lado positivo y mi aburrimiento tenía los minutos contados.
Tras pasar la tarde entre caminatas, bus turístico, fotografías, miradas de escaparates con precios desorbitados y un buen café viendo llover, pensé haber errado al reservar el albergue en lugar de volver en el mismo día a Gent, pero todo acaba mostrando su lado positivo y mi aburrimiento tenía los minutos contados.
Ya en el albergue, pensando que no me quedaba nada por ver, conocí a Julián, de nacionalidad Argentina, y residente en Amberes, quién me animó a conocer la vida nocturna del Ducado y tras probar la típica cerveza del lugar y visitar los bares mas 'cool', regresábamos al albergue hacia la una.
A la mañana siguiente de nuevo tomé el tren dirección a Bélgica para comer en Bruselas dar por concluida esta primera excursión. La vuelta, de nuevo tranquila, entre recuerdos del viaje, ideas para este cuaderno y planes para mi próxima escapada.
Seguiremos informando.
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